El EPA no es un retiro espiritual ni un espacio “milagrero” en donde los jóvenes salen con la vida solucionada, no apunta a solucionar sino tan solo a dar elementos para que el joven sea protagonista, autor y artífice con Dios en su propia transformación, en relación con los seres que lo rodean. Esta propuesta ofrece acompañamiento y un espacio posterior de formación en donde pueda compartir sus vivencias cotidianas.
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